E.F. PORTERO 2000 |
ESCUELA DE PADRES |
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RIESGOS
DE PRESIONAR A LOS HIJOS A PRACTICAR UN DEPORTE DE ÉLITE
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Padres y deporte
Cuando los padres se obsesionan con el rendimiento
deportivo de los niños, los hostigan a entrenar y los reprenden cuando no
obtienen óptimos resultados en las competencias. De esta forma, los
beneficios de practicar una actividad física terminan jugando en contra del
menor. El rol de los progenitores en estos casos es apoyarlos en su
profesionalización deportiva. La ecuación niños y deporte es sin duda positiva para su
desarrollo. Los ayuda a socializar, a formar su personalidad y mejora su
capacidad física, mental e intelectual. Si la actividad es competitiva y con
miras a ser un deportista profesional los beneficios aumentan. Sin embargo,
en el camino para lograr que un niño se convierta en un deportista de elite,
surgen padres que se obsesionan con la idea de que sus hijos triunfen. Esto
los lleva a presionarlos desde pequeños. Presión
exagerada Un caso emblemático de la obsesión de un padre en lograr
hijos atletas, es el de las hermanas Williams, tenistas destacadas a nivel
mundial que vivieron una dura niñez obligadas a practicar desde los tres
años. "Por esta razón, el desarrollo deportivo de un niño no debe estar
a cargo de los padres, sino de especialistas que velen por la salud mental y
física del deportista", dice Aquiles Gómez, profesor de educación física
y director del gimnasio de Meds Sport. Fatiga y
lesiones Cuando hay presión, el hijo puede adoptar una actitud
oposicionista hacia él negándose a entrenar correctamente, corriendo riesgos
como sufrir lesiones, advierte, Alejandro Opazo, traumatólogo y director
médico de Meds Sport. "Durante el entrenamiento estos niños suelen realizar
los calentamientos previos y elongación sin ganas y no ejercitan los gestos
técnicos como se le está enseñando por falta de interés. Lo que en
competencia es crucial para evitar lesiones en el niño y en sus
compañeros", aclara el experto. Burnout deportivo Alicia Romero, sicóloga deportiva del Club de Tenis del
Estadio Nacional y directora de Hijo
campeón Si un papá presiona a un niño deportista, argumenta Alicia
Romero, es porque existe una contradicción en las motivaciones: "Hay
padres que proyectan en sus hijos vivencias personales y frustraciones que
desean reivindicar con sus triunfos deportivos. Pero puede que ese menor, en
primera instancia, practique el deporte sólo para divertirse", señala la
experta. Antes de los 10 años, la recomendación es que la actividad
física de un niño sea variada, no enfocada en un solo deporte, y con un
fuerte carácter lúdico. Papá
entrenador Según Aquiles Gómez, estos padres obsesionados con el niño
y el deporte, caen en el error de tratar de ser los entrenadores de sus
hijos, entorpeciendo su desempeño. Es el caso de Nicolás (11 años), una
promesa del fútbol de un colegio de Viña del Mar, que era increpado por el
padre cada vez que acaba un partido, a pesar de ser la estrella. "Era duro ver al Nico recibiendo reproches y no
felicitaciones por parte de su padre, mientras que nosotros abrazamos a
nuestros hijos a pesar de que jugaban mal", recuerda Laura, mamá de un
compañero de Nicolás. Hay padres que se transforman en los partidos, les gritan
a sus hijos, a los del otro equipo, sin medir lo que eso significa. "Los
menores prestan más atención a los padres que al propio partido. Además le
transmiten a sus hijos un modelo negativo de superar obstáculos, ya que no
soportan que sus hijos pierdan", describe Gómez. Otro error que cometen los padres, según Alicia Romero, es
hacer del deporte de ese niño la actividad familiar y la exclusiva
distracción del menor en su vida cotidiana. "Incluso el resto de los
hijos deja de existir", asegura. Aporte
económico Tras el interés desmedido de un padre por su hijo
deportista también puede existir dependencia económica, dice Enrique Aguayo,
Presidente de "Cuando ese dinero es importante en la familia,
surgen las presiones para que el hijo no deje de entrenar, muchas veces en
desmedro de sus estudios, de su vida social y su bienestar, ", enfatiza
el especialista, aunque reconoce que ocurre en menos casos. Medios y apoyo Si el hijo tiene condiciones para practicar un deporte, el
rol de los padres es facilitarle los medios para practicarlo (inscribirlo en
un club, llevarlo a los entrenamientos, etc.) y acompañar su desarrollo hasta
que sea profesional. Estímulo positivo Esto implica acudir a los entrenamientos y campeonatos,
participar como observador y preocuparse de que el entrenador refuerce con
frecuencia al hijo, lo motive y lo trate con agrado. Control emocional Como los
niños deportistas tienden a ser competitivos, los padres deben actuar como un
controlador de emociones, tales como la frustración, rabia y sensación de
fracaso en los partidos, canalizándolas de manera positiva. |
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